miércoles, 22 de abril de 2015

Operación de fimosis en un niño

Desde las primeras revisiones pediátricas de Mario, hemos preguntado acerca de su "churra" (es como  finalmente está bautizada en casa), ya que hay muchos casos de fimosis en la familia y notábamos muchas adherencias. La respuesta de todos los pediatras ha sido siempre que no nos preocupáramos, que era muy pronto y que hasta los 3 ó 4 años esas adherencias son normales y suelen desaparecer solas. 

De vez en cuando después del baño, hemos ido intentando, con cuidado, ir quitando esas adherencias, pero la verdad es que eso se mueve poco. Y en la revisión de los 4 años, cuando fuimos a ponerle la vacuna, le volvimos a preguntar a la pediatra. En esta ocasión, nos mandó al urólogo para que le valorara.

Y al ir al urólogo pensando que nos iba a mandar una crema, etc. nos dice que eso no tiene remedio y que le tenemos que operar de fimosis. Eso sí que es pasar de 0 a 100 en pocos segundos....

Total, que estuvimos hablando con él, nos dijo que el caso de Mario no tiene solución si no es quirúrgica (tampoco hay muchas alternativas a la operación más que la crema de corticoides y los "tirones")  y que nos recomienda que le hagamos la operación antes de los 7 años. Después de mucho leer y de pensarlo bien, hemos decidido esperar hasta los 6 ó 7 si su fimosis no nos da problemas antes (que normalmente tienen que ver con infecciones o con molestias al orinar). Ahora tiene 4 recién cumplidos y nos va a ser mucho más complicado explicarle todo bien para que no se asuste (hospital, anestesia, recuperación). ¡ Ni siquiera le hemos hecho todavía un análisis de sangre nunca!, no nos ha hecho falta. Cuando llegue a esa edad, volveremos al urólogo y si las cosas no han cambiado, que me temo que no, aprovecharemos una semana tranquila, después de las vacaciones de verano, antes de las vacaciones de Navidad o algo así, y se tendrá que operar. No es nada grave, pero que penita nos da sólo pensarlo.

miércoles, 15 de abril de 2015

De niño, de niña

Desde que Mario nació hemos procurado no hacer distinciones entre juegos, juguetes, cuentos, tareas, etc. y no clasificarlas como de niño o de niña, que es algo que nos da mucha rabia. Cuanto daño nos hacen ese tipo de etiquetas desde pequeños y  nos gustaría criar a una buena persona que no hiciera distinciones entre hombres y mujeres, ni ahora ni cuando sea un adulto.

Él nos ve en casa hacer de todo a los dos, así que ve normal que su padre planche o que yo arregle un ordenador, con eso no tiene prejuicios. Mario ha tenido muñecas para hacer de papá, le encanta jugar a la compra y las comiditas, y también ha tenido su escoba, su fregona y demás. Como parece que nos quedamos los tres, tenía una Nancy guardada de cuando era pequeña, me acordé de ella y se la saqué hace un tiempo. Le encantó, así que se la ha quedado y de vez en cuando la viste, la pone de profe de un cole imaginario, la saca de paseo. Le encantan los coches, los rescatadores y los super héroes, igual que el deporte y hacer el bruto, pero también este tipo de juegos y juguetes, con los que disfruta mucho. Igual que le gusta Frozen y la princesa Sofía o los osos amorosos, por poner algunos ejemplos.

Pero reconozco que no es lo habitual y que incluso a nosotros se nos escapa a veces. Recuerdo que cuando fuimos a comprarle un vasito de agua para el cole acababa de descubrir la princesa Sofía y escogió uno de princesas, muuuuuuy de princesas. Y no me di cuenta y le dije que ese era de chicas y que si no prefería otro. Así que puso cara de pena, y lo cambio por uno de Dusty, que es el que tiene este año. Y sé que le encanta, pero no fue su primera opción, fui yo la que le hice cambiarlo. Me di cuenta enseguida y me arrepentí, por lo que no he vuelto a hacerlo, vaya tontería, que beba en el vaso que le da la gana!. Aunque sí es algo normal en el cole y con otras personas, por lo que a veces me pregunta si algo es de niño o de niña. Yo siempre le pregunto ¿tú que crees? Y me suele responder que de los dos, porque casi siempre lo pregunta cuando le apetece hacer algo que él supone que es "de niña". Pobre.

Otro ejemplo. Yo antes bailaba, y además iba muy a menudo a ver ballet y todo tipo de danza. Pero no había podido ir desde que Mario nació. El otro día por fin compré una entrada para ver a la Compañía Nacional de Danza, y como era el domingo a las 18.00 fuimos los tres hasta el teatro, yo entré a ver el espectáculo, y padreprimerizo y Mario se dieron una vuelta y merendaron algo para luego recogerme a la salida. A Mario le encanta la música, la danza y el teatro (hacemos muchas cosas en casa y ya le hemos llevado a ver alguna cosa fuera), pero esto no era un espectáculo para niños. Y se disgustó mucho porque no podía entrar conmigo, me decía que el plan de las chicas (ver la danza) era mucho más chuli que el de los chicos (merendar, y eso que comer le encanta) y que yo tenía mucha suerte. Ya le explicamos que no era plan de chicas y de chicos, que era plan de mayores y de pequeños, y que otro día íbamos los tres juntos a ver algo que fuera bonito para él.

Pero claro, cuando por su cumple dijimos que el año que viene quería hacer de extra-escolares kárate y danza, todos los padres de sus amigos se rieron e hicieron comentarios jocosos (acerca de los bailarines raritos, claro) y seguro que se enteró. Nosotros nos quedamos a cuadros, pero no dijimos nada.

Así que no sólo es lo que hacemos y decimos en casa, o el ejemplo que damos. Eso es muy importante, y lo sabemos, pero también está todo lo que le rodea, que con este tema por ejemplo, no es nada bueno. Por ejemplo, si el año que viene le apuntamos a danza, ya me puedo imaginar que sólo tendrá compañeras y que más de una vez le harán comentarios estúpidos. Como los que escuchamos un día en la piscina el verano pasado cuando jugaba con una amiguita con coches y camiones y su madre pretendía que dejara de hacer el bruto y cogiera a sus muñecas (que le bajaba todas las tardeas, aunque siempre terminaba jugando con los juguetes de Mario). Es una pena, pero es lo que hay.



viernes, 10 de abril de 2015

Estreno de los cuatro años y desconexión

Me parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde mi última entrada, pero es que se nos ha pasado volando... Y no he tenido ni un segundo para sentarme a escribir.

Mario cumplió cuatro años y lo celebramos con una fiesta en casa como la del año pasado (los cumpleaños en época de nieves no dejan muchas opciones). Pero este año la disfrutó todavía más, decidiendo a quién invitaba, pensando cómo decorar y preparar la mesa, haciendo sandwiches y dulces para sus amigos. Es todo un anfitrión. Al final vinieron cuatro amigos: dos de la urbanización y dos del cole. Todo salió bien y disfrutaron mucho juntos. Y nosotros viéndoles.

Después hemos pasado todos por una gripe, mucho trabajo, hicimos un viaje que otro día os cuento, la vacuna de los cuatro años, y unas vacaciones estupendas que hemos disfrutado mucho en casa comiendo torrijas, viendo procesiones, yendo al cine y aireándonos en general, que hay que ver el buen tiempo que ha hecho. 

Mario ha pegado otro salto, las conversaciones que tenemos con él son casi de adulto, no deja de hacernos preguntas super-complicadas, ha crecido bastante (ahora está en 1.07 más o menos), cada vez escribe más palabras. Y estas vacaciones le hemos quitado el ruedín de la bicicleta y ya va completamente solo, hasta para arrancar y parar! Otra etapa.
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