jueves, 26 de febrero de 2015

Criterio

Tener criterio me parece muy importante, y desde que Mario es muy pequeño, estamos intentando que tenga el suyo propio. Cada vez se enfrentan a ciertas cosas antes, y me parece muy importante que cuando eso llegue, Mario tenga criterio para decidir lo que debe y no debe hacer. Porque en ese momento no vamos a estar a su lado....

La manera más sencilla de que los niños desarrollen su propio criterio es dejar que hagan sus propias elecciones y que tomen sus propias decisiones, a pequeña escala. ¿Qué prefieres, eso o lo otro? ¿Qué te gusta más? ¿Qué quieres hacer tú? Y claro, luego pedirle que te explique por qué. Es muy gracioso escuchar como justifica algunas de sus decisiones, con la comida, con el juego, con la ropa, con los amigos. Pero lo hace, y eso está genial.

En nuestro caso además suele ser la forma mejor de evitar que se ofusque o que se enrabiete  con algo (cosa que pasa poco, de todas formas): en el momento en el que siente que le das alternativa y que puede elegir él, aunque sea entre dos opciones y ninguna la que él quería inicialmente, pero si siente que le preguntas y que su opinión cuenta, se le pasa el enfado rápido.

Así que cuando en su cole ha habido que votar por la jornada continua o intensiva, ya que ellos tienen jornada partida, le pregunté qué prefería. Me dijo lo que yo sospechaba, que prefería todas las clases juntas, y luego ya comer y jugar hasta que le recojamos.

A nosotros la jornada intensiva nos parece lo mejor y hemos votado que sí. ¿Nuestro criterio?
  • El horario sigue siendo el mismo, de 9 a 16 con posibles extensiones, la diferencia está en cómo se reparten las horas dentro de ese horario. Afecta a nuestros hijos, pero no a los padres y a sus trabajos y rutinas.
  • Mario lo prefiere y tiene razón: todas las clases juntas y hasta el día siguiente, cuando acabo, me relajo, a comer y a jugar y no tengo que volver a clase. Y ahora no es crítico, pero cuando tengan que estudiar más adelante, mi opinión como profe, es que para ellos es más productivo, las clases de después de comer, sobre todo en ciertos meses del año, se desaprovechan mucho. Las de antes de comer con la jornada intensiva se pueden hacer pesadas, pero con un almuerzo para comer en el recreo, se llevan mejor.
  • Además, ahora no podemos comer ningún día juntos, comen a las 12.30 y nos es imposible, Pero con la jornada intensiva comen a las 14.00, Así que algún día podríamos darle una sorpresa y comer juntos en casa, algo que a todos nos encanta.
  • Por último, es una manera de mejorar las rutinas de Mario, que de lunes a viernes come a las 12.30 y los fines de semana, festivos y vacaciones, a esa hora tenemos que darle un aperitivo porque no comemos hasta las 14.00 ó 14.30.

Sin embargo, y para mi sorpresa, los padres del cole han organizado un boicot y no han ido a votar. De esta manera, aunque ha salido que sí, no ha habido el quorum suficiente y seguiremos con la jornada partida. Por lo visto es algo habitual, lo que me ha hecho preguntar a los padres del boicot acerca de sus motivos para estar tan en contra de la jornada intensiva, ya que no se trata de un problema de horarios, que se mantienen exactamente igual. Me esperaba motivos del tipo "son demasiadas horas seguidas y todavía son muy pequeños" ó "mi hijo no aguanta tantas horas sin comer". O cosas similares. 

Pero por aplastante mayoría las respuestas han sido de dos tipos "mi hijo se tiene que fastidiar y quedarse a comer y con la jornada intensiva habría más niños que podrían irse a comer a casa, prefiero que se fastidien todos" (cambiando el verbo fastidiar por algún otro que suena peor) ó "estas profes son unas listas, se quieren ir a las dos a su casa, y luego será a la una y terminarán por no venir pues no, que se fastidien" (de nuevo con otro verbo). CRITERIO.

lunes, 16 de febrero de 2015

Pequeños trucos para mejorar su autonomía

Creo que todos pasamos por momentos en los que sabemos que tenemos que dejar que nuestros enanos hagan las cosas por sí mismos, aunque al principio, mientras aprenden, esto nos supone más tiempo y más trabajo que hacerlas nosotros mismos. Si voy con prisa por la mañana y llegamos tarde al cole (algo que ocurre más a menudo de lo que debería, siempre acabamos corriendo), la tentación de vestir yo a Mario, ponerle las zapatillas y el abrigo y salir pitando es muy fuerte. Porque si le pido que lo haga él, tardamos el triple!

Por eso creo que es bueno pensar en los momentos de calma en pequeños detalles que pueden hacer la vida todos más fácil en lo que se refiere a su autonomía en las cosas más cotidianas. Algunos ejemplos que nos han venido muy bien:
  • Escalones: El principal, el del baño, para que pueda usar el inodoro sin ayuda (por cierto, se lo acabamos de quitar porque ya no lo necesita para nada). Aunque también usamos uno en la cocina para que pueda hacer cosas con nosotros. Nosotros los hemos comprado siempre en Ikea, tienen dos tamaños y son muy prácticos. 
  • Bidé: Muy útil para lavarse las manos y los dientes.
  • Toallitas para limpiarse: En un armarito bajo o a mano.
  • Estanterías abiertas, cajas, cestas y cubos para los juguetes y los cuentos: Todo a mano y a su altura para que pueda sacar las cosas cuando las quiera utilizar y para que las pueda recoger. Lo único que tenemos fuera de su alcance son los materiales de manualidades, que nos tiene que pedir y en muchos casos, usar con nosotros.
  • Cesto de ropa sucia accesible: Para que cuando se cambie o se manche él mismo ponga la ropa en el cesto.
  • Basura y cubos de reciclaje a mano: Que él pueda utilizar fácilmente, ayudándole a saber en cada caso lo que va en cada cubo. Mario ya lo tiene casi controlado y se enfada cuando ve que su padre no tira las cosas donde debe....
  • Ordenación de la cocina: Pensando bien dónde guardar las cosas, puedes poner fuera de su alcance todo lo que tiene peligro pero a su alcance lo que hace falta para el día a día. Y por ejemplo, así, pueden ayudarte a poner la mesa y a recogerla.
  • Perchero y zapatero a su medida: Para que pueda coger y dejar las cosas cuando salimos a la calle o cuando volvemos. En la casa nueva hicimos este perchero tan chulo juntos para la entrada: un tablero grande, un vinilo bonito y perchas que colocamos después de distintos tamaños y colores a diferentes alturas, las perchas bajas son todas para Mario (su abrigo, su mochila, su bufanda y su gorro).



Si les pones las cosas fáciles, se lo pides siempre por favor y celebras sus logros, es increíble lo mucho que pueden llegar a ayudarte con sus propias cosas desde muy pequeños.

Y obviamente para algunas cosas hace falta practicar con ellos cuando no hay prisa. En nuestro caso los dos últimos logros: que se limpie bien el culete sin dejar ni rastro (atención, que a mi no se me había ocurrido: en la guarde se lo limpian, pero en el cole no, tienen que saber hacerlo cuando llegan) y que se abroche las cremalleras.

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