lunes, 22 de septiembre de 2014

Cuentos (I)

De pequeño Mario no ha sido mucho de cuentos, le han encantado los libros, pero no que contaran historias, sino temáticos, tipo enciclopedia con muchas imágenes y fotos.

Cuando el año pasado le pasamos de cuna a cama, le pusimos una mesilla y le compramos un par de libros de cuentos cortos, muy visuales. Y así conseguimos que le picara el gusanillo, porque le encantaron. Eso sí, no antes de dormir, que estaba demasiado cansado. Le gustaba que nos tumbáramos en la cama un rato por la tarde a leerlos, a ver los dibujos, a poner voces, etc. Algunos nos lo sabemos de memoria de todas las veces que los hemos leído. Las dos colecciones completas le encantan:




Así poco a poco se aficionó a los cuentos y a las historias, y nos fue pidiendo más libros de cuentos para leer juntos por las tardes. Ya nos hemos animado con otro tipo de historias, y en la Feria del Libro esta primavera fuimos un día a propósito con él para comprarle alguno que le entrara por los ojos. Estos dos cuentos le gustan especialmente, aunque es muy variado y va por rachas, ya os iré dando más ideas:



Y entonces descubrió los cuentos "contados" en la tele. Hemos visto muchos en YouTube, los hay cortitos y muy variados, con dibujos más sencillos o más elaborados, tradicionales o nuevos, estáticos o animados. Hay canales completos, sólo hay que dedicarle un rato a buscar lo que os parezca más adecuado para vuestros hijos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Un año durmiendo en cama

Antes de volver a la rutina el verano pasado, hicimos el cambio en la habitación de Mario y le pasamos de cuna a cama. En aquel entonces tenía dos años y medio justo recién cumplidos, y decidimos hacer el cambio en ese momento por varios motivos:
  • Cada vez estaba más alto y se le veía un poco apretado en la cuna.
  • Cada vez estaba más bruto y nos daba miedo que se nos tirara por encima de los barrotes.
  • Ya nunca había escapes nocturnos por lo que no había peligro de tener que cambiar la ropa de cama completa cada dos por tres.
  • Podíamos quitar cuna y cambiador y usar la cama para cuando hubiera que darle crema y demás. Con eso había más espacio en la habitación para jugar.
  • Podíamos aprovechar las rebajas y que todo nos saliera más barato.
  • No acumulábamos cambios para Septiembre y lo hacíamos tranquilamente estando todavía de vacaciones.

Así que en Agosto hicimos todas las compras. El somier en Bedland aprovechando una oferta, con arcón debajo para ganar espacio para guardar cosas. El colchón en el Hipercor, aprovechando otra oferta, de muelles con una capa de viscoelástica por encima, que le dure unos años, no compramos infantil. La ropa de cama, la alfombra y las cortinas nuevas y la colcha, por Internet. Infantil y dulce pero no lleno de personajes de dibujos animados....

Muy importante: todo consensuado con Mario, fue parte del proceso, ayudó a elegirlo todo y le hizo mucha ilusión. El primer día decidimos probar y no ponerle nada. Le dejamos el colchón de la cuna por si acaso se caía (hacía calor y dormía encima de la cama, así que no había nada que le sujetara) y unos cuantos cojines. Esa noche, como todas las de la primera semana, se cayó al suelo. Unas veces seguía durmiendo en el suelo, otras nos llamaba para que le subiéramos, otras lloraba del susto.

Cuando nos estábamos planteando poner una barrera o algo (yo me sentía una madre desnaturalizada por dejar que se cayera esas noches), pasó la primera semana y dejó de caerse. Y hasta hoy. La cama es desde el principio uno de sus lugares favoritos de la casa, un sitio para nuestros juegos especiales, para leer y para hablar. Cuando hemos salido a dormir fuera, tener su propia cama en la habitación del hotel le encanta.

Y el usarla cambió nuestra rutina de por las noches. Desde que duerme en ella, o su padre o no nos acostamos con él unos minutos para cantar, leerle un cuento o charlar un poco. Además, no sé muy bien por qué motivo, misteriosamente en la cama si que aguanta arropado, algo que en la cuna era imposible. Y el miedo a la oscuridad ni le empeoró ni le mejoró, sigue durmiendo con una lamparita tenue encendida en el pasillo.

Para aquellos a los que le preocupa la "libertad" que la cama da, a Mario no se le ocurrió que podía bajar él solo de la cama sin llamarnos hasta ese verano, es decir, hasta casi un año después de dormir en ella... Eso sí, apareció en nuestro cuarto por la mañana y nos dio un susto de muerte. Pero sólo lo hace para levantarse por las mañanas, cuando quiere algo por la noche o necesita ir al baño, como está medio dormido, nos sigue avisando.

Y poco más que contar, es otro cambio por el que todo el mundo suele preguntarme, pero como con todos los demás, pensando un poco las cosas, con naturalidad y contando con el peque, no hay ningún problema!

martes, 9 de septiembre de 2014

Cinéfilos

Este verano teníamos dos viajes planeados, como el año pasado: uno a la playa y otro a la montaña. Pero cuando volvimos de la playa para poner lavadoras y cambiar de maleta, dormimos en nuestra casita casi nueva, estuvimos en la piscina de la urbanización; decidimos por consenso que nos quedábamos en casa y nos dedicábamos a una lista de cosas que nos encanta hacer juntos pero que nunca tenemos tiempo para hacer.

Mario nos sorprendió pidiendo cine, porque sólo habíamos ido en Navidades y ni siquiera sabíamos si se acordaba. Pero como fue una de las cosas que él quiso apuntar en nuestra lista, dicho y hecho: fuimos dos veces al cine. La primera vez para ver la segunda parte de Aviones de Disney. Mario es un fan de Dusty y encima ahora le han hecho bombero, así que le encantó y salió entusiasmado. Aguantó hasta el final sin problemas y se enteró de todo. Hemos estado jugando a los aviones bomberos todo el verano.

Luego vimos en casa la primera parte de Cómo entrenar a tu dragón y nos gustó mucho, así que decidimos ver la segunda parte en el cine. La verdad es que es preciosa pero mucho menos infantil. A Mario le gustó mucho hasta llegar al típico momento-matan-al-padre (lo siento por el spoiler, pero prefiero avisar). Claro, se puso muy nervioso y se quería ir del cine inmediatamente. Al final le medio camuflé la historia y le convencí, así que pudimos ver el final. También hemos jugado mucho a vikingos y dragones, pero con cierta sospecha, porque creo que mis explicaciones no le convencieron demasiado.

El caso es que a partir de ahora el cine, si la peli está bien escogida, mea culpa, será uno de nuestros planes especiales.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Estreñimiento por entretenimiento

Mario siempre ha ido al baño como un relojito, todos los días una o dos veces. Pero este verano ha estado tan ocupado pasándolo bien, que no quería parar no siquiera los 30 segundos que suele necesitar para vaciar su tripita. 

La primera vez que nos pasó, después de dos o tres días recurrimos a un supositorio de glicerina para niños. Pero qué necesidad, porque ganas sí que tenía. Así que ha sido un verano un poco raro en ese sentido, en plan policía-de-las-cacas, preguntando cada vez que intuíamos algo e insistiendo en que probara. Y él rojo, sentado y apretando para dentro "qué no tengo ganas, que sigo jugando". Lo único que ha funcionado: decirle que así le iba a doler la tripita, que no iba a poder comer ninguna de las cosas ricas que hemos probado por ahí o cocinado en casa y montar el teatrillo de que nadie hacía nada hasta que no volviera (manos arriba, etc.). Qué barbaridad....

martes, 2 de septiembre de 2014

Nadando como un pez

Al final del verano pasado Mario nadaba con manguitos en playa y piscina, los llevaba casi desinflados y no le importaba tirarse solo ni sumergirse debajo del agua.

Pero claro, después de todo el invierno sin acercarse al agua más que en la ducha, cuando fuimos un fin de semana a la playa en cuanto empezó el buen tiempo, las olas no le gustaron un pelo. Y los primeros días de piscina tampoco es que estuviera muy lanzado...

Sin embargo terminamos el verano con Mario nadando y buceando como un pez (o como una pirañita), subiendo y bajando y tirándose por todas partes, así que os dejo unos trucos que nos han funcionado:
  • Como siempre, que todo sea juego y diversión, con mucha tranquilidad y teniendo cuidado (pero sin que lo noten) para que un susto no haga que pierdan confianza. Mejor no insistir pero que vean que nosotros lo pasamos tan bien que se mueran de ganas por entrar en el agua y jugar.
  • Le han venido genial las gafitas de nadar, le ayudan a flotar un poco y como el agua no le molesta en los ojos, le dan confianza. Desde que se las compramos notamos mucha mejoría.
  • La playa les ayuda a soltarse, jugando en la orilla y revolcándose con las olas cogió mucha confianza. Por ejemplo, se ponía boca abajo y apoyando las manos en la arena, flotando todo el cuerpo, íbamos haciendo carreras y jugando. También le vino genial una tabla de corcho tipo tabla de surf con la que iba dando piernas y "cogiendo olas". Pero hay que ponerse con ellos y proponer cosas, claro, hemos visto a muchos padres dando instrucciones desde la sombrilla....
  • Que vean a otros niños, con eso se envalentonan un montón y las ganas de hacer lo mismo que ellos y sumarse a sus juegos es una motivación extra.

Para nosotros la transición ha sido de manguitos inflados a casi desinflados, a churrillo y a ir ya solo. La intención es ir este invierno algún fin de semana a la piscina con él para que no vuelva a pasar un año entero sin ver el agua, porque seguimos sin ver la necesidad de apuntarle a natación durante el año. Pero todo depende de cómo nos organicemos, poco a poco.

Entradas relacionadas