lunes, 21 de enero de 2013

Un niño en un museo

Lo cuento con retraso, pero es que este mes vamos fatal... El pasado fin de semana llevamos a Mario por primera vez a ver "pintas". Desde que es muy pequeño se fija siempre en los cuadros que hay colgados en las paredes cuando vamos a algún sitio, y está como loco con sus pinturas, los colores y los dibujos. Así que teníamos ganas de llevarle a una exposición o a un museo, a ver si le gustaba.
Pero como siempre podemos los fines de semana y suele haber mucha gente, lo habíamos ido dejando. El pasado sábado que hacía muy mal tiempo, nos fuimos tempranito al Reina Sofía, y la experiencia fue estupenda.
Vimos la segunda planta con Mario, que es la primera parte de la colección permanente, y disfrutó muuuuuuuuuuuuuucho. Iba de sala en sala mirándolo todo con los ojos como platos, tranquilito eso sí (las pobres guardas de las salas deben sufrir mucho con los niños, porque se estresaban nada más vernos y le hacían un seguimiento de cerca hasta que veían que se portaba bien y que los cuadros no corrían peligro). Como había poca gente, podía verlo todo bien y sin prisas. En cada cuadro intentaba decirnos lo que veía de las palabras que él conoce: estrella, escalera, parque, nene, música, agua, etc. El Guernica le impresionó mucho, le encantaron los cuadros cubistas con instrumentos musicales y los surrealistas, las esculturas, y el ascensor exterior, claro. Fue una delicia y repetiremos de vez en cuando.
Eso sí, acabó agotado, y como venía muy excitado y no durmió nada de siesta, esa noche durmió 13 horas del tirón. Buena forma de dormir un poco más los domingos, hemos tomado nota.

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