miércoles, 31 de octubre de 2012

El cambio de hora en un niño

Esta semana andamos un poco descolocados con el tema del cambio de hora. El primero que le tocó vivir a Mario fue a horario de verano, y lo más crítico fueron las horas de las tomas (por aquel entonces, esperar al bibe unos minutos de más podía ser un drama, así que había que calcular bien...).
El segundo, que fue a horario de invierno, nos pilló en una época de no dormir, porque estábamos entre faringitis, varicelas y demás. Así que no notamos nada. Y el siguiente cambio a horario de verano, no supuso ningún problema.
Por lo que nos ha sorprendido el problema de horario de esta semana, el pobre Mario no se aclara. Se nos levanta a las seis y media de la mañana y no hay manera de que vuelva a dormir. E independientemente de lo que pase con la siesta, a las siete de la tarde ya esta muerto de sueño y nos cuesta horrores que aguante hasta acostarle. Como encima se hace de noche, nos mira como diciendo "malos padres, no me hagáis trasnochar, por favor llevadme a la cuna". Después de probar combinaciones varias de horarios y siestas nos hemos resignado: ya cogerá el horario poco a poco, es cuestión de ritmos y hay que tener paciencia.

lunes, 29 de octubre de 2012

Caca que quema

Eso tuvo Mario ayer por la mañana, vaya disgusto. Parece que le están saliendo todos los colmillos y todas las muelas a la vez (ojalá, ¡seguro que luego es un piquito de nada!). Está otra vez con muchas babas, dolor, rojeces, pidiendo el chupete todo el tiempo y con mucha sed.
Y las babas ácidas de ayer, le hicieron granitos/ampollas en la barbilla (estamos con la crema de Leti AT4, que le suele ir muy bien para la piel de la cara?. Al rato pidió caca y en cuanto le empezó a salir en el orinal, comenzó a llorar. No hubo manera de consolarle, para limpiarle fue un suplicio (ni con toallitas, ni con agua tibia, ni con la mano, ni con todo el cuidado del mundo). Cuando me lo llevé al cambiador para ver bien lo que pasaba, es que se había quemado.
Todo el culete rojo escarlata y lleno de los mismos granitos/ampollas que la barbilla. Y lo mismo las ingles y los huevecillos. Un cromo el pobre.
Le terminé de limpiar, le soplé y le puse crema de Avene. Repetimos con la crema todo el día (alternando con Calenduflor) y se ha levantado un poco mejor. Ayer no le dimos nada ácido para comer y empezamos con la homeopatía de la dentición. Pero no ha hecho caca en casa, así que espero que en el cole haya sido un poco mejor que la de ayer o que ya la haga con nosotros por la tarde. Vaya cosas malas que les pasan a los gorditos, pobres.

domingo, 28 de octubre de 2012

Por fin hacia delante

A Mario le trajeron los Reyes un "bólido", el típico coche para ir con las piernas a los lados correteando. Se lo guardamos en el trastero y cuando cumplió un añito y ya le empezaron a llegar los pies al suelo en condiciones, se lo subimos a casa. Durante mucho tiempo ha sido uno de sus juguetes preferidos, lo lleva y lo trae por toda la casa tirando de él, arrastrándolo, en volandas. También se levanta el asiento, así que es un escondite estupendo para todo tipo de tesoros. Pero sólo se subía en él si alguien le empujaba o tiraba, vamos, casi nunca.
Este verano, empezó a subirse él solo (y a bajarse como podía), pero se pillaba unos mosqueos de impresión porque sólo sabía andar hacia atrás. Un misterio, porque lo hacía estupendamente, pero no había manera de que se moviera hacia delante. Se lo intentamos enseñar de mil maneras diferentes, pero como no le salía, todo eran disgustos. Así que no insistimos, lo cogía cuando quería y optamos por ignorarle y dejar que fuera marcha atrás o a la pata coja, como él quisiera. 
Y por fin hace unos diez días, la cosa ha empezado a funcionar, y ya vamos para delante. Y para los lados, y cogiendo curvas, y dando saltitos. Vamos, que está hecho un Fitipaldi. ¿Qué les hará click en la cabeza con ciertas cosas? Es un misterio.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Mario

La pasada tarde Mario comenzó a decir su nombre y a relacionarlo con su personita. Todo ha ido del tirón, la semana pasada comenzó a reconocernos a papá y a mamá en las fotos. Así que lleva unos días señalándonos en las fotos y en la vida real y diciendo a todas horas papá y mamá (cuando no está seguro de si acierta, lo dice interrogando, este tipo de cosas me parecen increíbles...).
Y si en las fotos aparecía él, le preguntábamos que quién era, y le decíamos que Mario. Hace tiempo que nos parece que se reconoce en los espejos (vaya morreos que se da!), pero no en la fotos. Y ayer le quise hacer una foto, lo que últimamente está complicado porque en cuanto me ve se viene a por la cámara. Al final conseguí que comprendiera que si estaba quieto, le hacía la foto y luego se la enseñaba y se veía a si mismo. Le cogió el gusto y le hice muchas seguidas, posaba y todo, y después de cada una, venía a verse en la pantalla de la cámara. Y empezó a decir cada vez que se veía Ma-llo, Ma-llo. 
Y hasta ahora, ha seguido diciendo papá, mamá y Mallo, todo el tiempo señalando a cada uno y repitiendo su nombre. No sé por qué, pero me parece un paso enorme, se identifica como persona con su nombre y es capaz de reconocerse en las fotos, incluso en las que está muy bebé.

lunes, 22 de octubre de 2012

Peticiones

Mario está refinando su mímica, y ahora además de tener el gesto de "poned música" o el de "vamos todos a bailar" (es un fiestero...), tiene gestos para pedirnos canciones concretas. El pobre se puede pasar 10 minutos haciendo gestos con las manitas (su versión de la mímica que le hacemos con las canciones, no os penséis que es fácil) hasta que entendemos la que quiere que le cantemos. Eso sí, cuando lo consigue, nos la hace cantar 5 veces seguidas.
Vamos, que por las tardes, que es la hora de las canciones, es como si estuviéramos jugando a las películas. Aburrirnos, no nos aburrimos.

domingo, 21 de octubre de 2012

Juegos tradicionales

Mario ha sido más bien de pulular, no de jugar. Es decir, que no se sienta en todo el día, pero nos va siguiendo por la casa, va sacando objetos de los sitios y los vuelve a guardar, va de un lado a otros, manipula los juguetes, pero jugar jugar, todavía no. Es pequeño y le cuesta concentrarse en algo mucho rato seguido (aunque como decía en  mi entrada anterior, vamos mejorando con los cuentos, las pegatinas y las pinturas).
Pero al mejorar tanto su comprensión, ya va entendiendo lo que significa jugar con una reglas, y desde finales del verano ha aprendido a jugar con nosotros a algunas cosas. Ya le encantaba el escondite y dar sustos, pero ahora es un fan del corro de la patata, del escondite inglés (que aprendiera este nos ha costado varios escapes de pis, porque cuando no lo entendía, se moría de la risa), de los juegos que implican dar palmas con las manos y de los de pelota.
Es toda una aventura empezar a jugar con él a algo nuevo, ver la carita de sorpresa que pone y la de esfuerzo por comprender lo que tiene que hacer, y la de satisfacción cuando lo entiende y ya puede participar como uno más. Ahora nos toca aprender a nosotros, porque hemos visto que siempre se pone con el culo pegado contra la pared y espera a que nosotros hagamos algo, debe de ser un juego de la guardería, así que a ver si preguntamos y nos explican en qué consiste, porque el pobre siempre desiste de jugar con los torpes de sus padres, que no se enteran de lo que tienen que hacer....

domingo, 14 de octubre de 2012

Las mil facetas de Mario

Esto va por días, desde finales del verano hasta ahora no dejamos de notar cambios en Mario a pasos agigantados.
Tenemos a Mario el ágil, que camina como si lo hiciera de toda la vida, corre que se las pela y ya sube sólo las escaleras y casi las baja (claro, después de todo el verano practicando). También tenemos a Mario el escalador, en el parque, pero cuidado, también en casa.
Está Mario el mimo, que de repente tiene gestos propios para todo (ya tiene uno de quiero música, otro de quiero dormir, el de ir a la calle) y Mario el parlanchín, que dice una nueva palabra por día como mínimo (este puente han sido pasta, patatita, vale, baña, botella y alguna otra).
Y Mario el pintor, que desde que descubrió las pinturas este verano, se pasa todo el día garabateando todo lo que pilla (y nosotros detrás de él intentando que sean sólo papeles y su cuaderno, no el suelo, o los libros o los muebles). Parece mentira que se pueda entretener tanto rato con una misma cosa, con lo que es él... 
Nos ha salido últimamente la faceta de Mario el ayudante. Si limpiamos, él con su trapito hace lo propio en las cosas que están bajas, si bajamos cosas al trastero, él tiene que llevar algo, si hacemos la cama, él pone los almohadones, etc. Tiene que contribuir en todo. Y Mario el cotilla, que atiende a todas las conversaciones para enterarse de lo que se cuece, sobre todo si sospecha que hablamos de él.
Para morirse está Mario el gimnasta, que después del baño y mientras le hago el masaje se pone a hacer posturas como de pilates-yoga y se parte de de la risa él solo con las cosas que se le ocurren y lo fácil que las hace (está muy fuerte para lo pequeño que es, saca nuestros cuerpos, que barbaridad, qué fuerza)
¿Cómo se ha hecho tan mayor tan rápido? Ya sólo parece un bebé cuando duerme y recién bañado, el resto del día es una personita.

jueves, 11 de octubre de 2012

Adicción al foie gras

Mario lo probó este verano en unas pechugas de pollo rellenas y le encantó. Poco después, para variarle un poco la merienda, que es todos los días fruta+lácteo, se la cambiamos un día por medio sandwich de foie gras. Y jaleó cada bocadito.
Y  partir de ese momento, lo quiere a todas horas. Como sabe dónde tenemos las latas de repuesto en la despensa y llega, las coge y muy sutilmente nos las pone encima de la mesa en todas las comidas a ver si cuela. Lo que hacemos es que si merienda bien la fruta y el lácteo, al mayor parte de los días le damos después un trocito de pan untado. Pero cuando está de mal humos (dientes o cansancio) se quiere saltar la comida que sea e irse directo al foie gras. Podrían hacer un anuncio con los grititos que pega y las caras que pone, la verdad.

lunes, 8 de octubre de 2012

Perros y coches

Ir con Mario de paseo últimamente es una risa constante. Por un lado, le gusta ir marcando el barrio, así que si puede, se aguanta en casa y luego pide pis en la calle, cada cierto rato (yo creo que ya le ha visto el culete todo el mundo...).
Y por otro, desde que este verano empezamos a hacer los ruidos de las cosas con el libro de Mis primeras 100 palabras, se ha quedado con el de los camiones, autobuses o coches grandes (como una bocina) y con el de los perros (el ladrido). Así que cada vez que vemos uno u otro, los señala y hace el ruido. 
Por lo que va todo el tiempo muy entretenido haciendo todo tipo de sonidos. Lo gracioso es cuando hay un autobús y un perro a la vez en cu campo visual, que hace los dos ruidos como puede. O cuando nos cruzamos con otra cosa que a él le parece un camión o un perro (hace interpretaciones muy curiosas...) y hace el mismo sonido.
Si le sumas que va saludando a todas las personas que nos cruzamos y regalándoles hojitas (el otro día recogimos para llevarlas al cole para una actividad del otoño, y se ha convertido en costumbre), pues se queda con todo el mundo.

jueves, 4 de octubre de 2012

Abu

Parece que Mario se lanza con nuevas palabras, y además de papá, mamá y agua como novedades estos días, hoy ha dicho abu claramente cien mil veces (es lo que tiene cuando aprende una nueva y la dice bien, que no se cansa de practicar).
Además del mérito de decir la palabra por primera vez, lo que nos ha asombrado ha sido la situación. Hemos salido a pasear, y desde que hemos cogido la calle de la casa de los abus, ha empezado a decir la palabra. Es decir, que se acordaba del camino y de la casa. De hecho en el portal lo ha dicho preguntando, como diciendo ¿hoy no subimos? Y luego ha seguido un rato hasta que ya hemos pasado la casa. 
Nos ha dado tiempo de llamar a mi madre para que lo escuchara por teléfono, porque no estaban en casa, así que se les ha caído la baba, claro.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Confusión

La semana pasada Mario comenzó a ir en calzoncillos a la guardería. Nos dijeron desde el primer día que todo iba bien, que lo hacía todo en el orinal y que de momento le ponían pañal para dormir la siesta pero que veían que todo iba muy bien.
Sin embargo, desde el primer día que le quitaron el pañal en la guardería comenzó a hacérselo todo encima en casa y en la calle. Todo todo. Y eso no había pasado nunca, desde que le quitamos el pañal el día que más escapes había tenido habían sido dos o tres, no más. 
Extrañados, lo achacamos al principio de la semana y al cansancio, a que está con dientes, a que llamaba nuestra atención. Pero al tercer día, ya estábamos preocupados y un poco desesperados (todo todo con este tiempo, implica calzoncillos, calcetines, pantalones y zapatillas cada vez, tuvimos que comprar media docena de leotardos para usar esas tardes porque nos quedábamos sin ropa). Pero no queríamos volver al pañal, pero no entendíamos nada.
Hablamos con su cuidadora y nos pareció comprender lo que estaba pasando: allí le ponían en el orinal cada 20 minutos más o menos, sin esperar a que lo pidiera. Así que claro, se confundió mucho, porque en casa le ponemos cuando lo pide (que sigue siendo por gestos o con un poco de lloriqueo-quejido, todavía no dice la palabra pis). Les pedimos que no le pusieran hasta que no lo pidiera, y que si querían poner algún tipo de intervalo para evitar escapes, lo pusieran mucho más largo, como poco de una hora, que la aguanta perfectamente. Unos días después también nos enteramos de que en la guardería despedían a varias cuidadoras (incluida la de Mario, lo que es una pena porque estaba encantado con ella)  y que esos últimos días que trabajaban todo estaba un poco descontrolado.
Total, que casi casi hemos empezado desde cero como novatos que somos, por no ponernos de acuerdo con sus cuidadoras en cómo hacer las cosas exactamente paso por paso (la verdad es que dimos por hecho que esperarían a que pidiera porque le habíamos explicado que lo hace, pero no se puede dar nada por hecho). Otra vez el orinal cerca, pendientes todo el tiempo, otra vez el circo de la mímica exagerada, las fiestas cada vez que lo hace bien, hacerlo todos juntos, etc. Parece que está funcionando y que estamos volviendo a como iba la cosa antes, sólo algunos escapes de vez en cuando. Y en la guardería sólo se ha hecho encima una vez. Otra vez, paciencia y poco a poco. Pobre, qué lío le hemos montado entre todos... Esta semana hemos pedido que le quiten el pañal de la siesta allí para que sea todo exactamente igual en casa y en la guardería, y esperemos que todo vuelva a la tranquilidad, que se quede siempre con la misma cuidadora y que vuelva a sus rutinas. A ver qué tal.

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