domingo, 20 de mayo de 2012

Cuna móvil

Mario durmió los primeros meses con nosotros, en una cuna pequeñita que poníamos pegada a nuestra cama. Luego le pasamos a una cuna más grande en su habitación sin ningún problema. Cuando comenzó la guardería y empezó a ponerse malo, las noches malas acababa casi siempre con nosotros, en nuestra cama. 
Si no paraba de llorar o no podía dormir, por lo menos estábamos todos más cómodos. Y si en algún momento podíamos dormir, estábamos todos más tranquilos, él porque estaba con nosotros y nosotros porque oíamos su respiración, su tos, notábamos si le subía la fiebre, etc.
Ahora, con 80 cm y casi 12 kg, y sin parar de moverse un momento, dormir todos juntos es una utopía. Pero menos mal que la cuna que compramos para su cuarto es muy ligera y cabe por las puertas. La verdad es que no lo pensamos cuando la compramos, ha sido casualidad. 
Cuando prevemos una noche mala porque está malo o está con los dientes, movemos la cuna y la pegamos a nuestra cama. Y se nota muchísimo, dormimos o descansamos todos, dentro de lo posible, mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas relacionadas