sábado, 18 de febrero de 2012

Costumbres

Desde que Mario empezó el cole después de las vacaciones de Navidad parece que hemos cogido una rutina estupenda, siempre y cuando le respeten los dientes, virus y demás bichos, claro.
Para empezar, lo más importante es que vamos muy contentos al cole por las mañanas. Él, y nosotros, claro. Hasta ahora sólo se quedaba protestando algunos días, y sólo eran protestas leves, no lloros. Pero no se quedaba contento y en cuanto nos veía aparecer, nos echaba los brazos como loco. Desde que pasó a las tortugas, en cuanto ve que vamos al cole se pone contento, entra saludando y sale tan tranquilo. Nos hemos asomado algún día y se pasa toda la mañana jugando, en sus asambleas, cantando y bailando. Eso ya es una felicidad.
Además parece que vamos regulando los horarios. Mario se levanta a las 8, desayuna, le vestimos y aseamos y nos vamos al cole. Allí no duerme nada, se pasa toda la mañana jugando, come y le recogemos lo antes que podemos. En cuanto llegamos a casa, le ponemos su ropita de estar por casa, le lavamos la cara y las manos y le ponemos el chupe. En tres minutos de brazos, se queda dormido. Después de una hora y media de siesta más o menos, se levanta de muy buen humor y se toma su merienda. Algunos días se nos está cruzando y nos cuesta un poco que meriende, ya veremos cómo lo vamos arreglando.
Toda la tarde jugando y haciendo cositas, cuentos, aerosoles y un ratito de TV, bañito, crema, cena, un poco de reposo en el salón, y entre las 20.30 y las 21.00 a dormir. Y hasta el día siguiente, últimamente va como un relojito.

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