viernes, 7 de octubre de 2011

Guardería, escuela infantil o como queráis llamarlo

Mario empezó hace más de un mes, cuando nos incorporamos al trabajo los dos después de las vacaciones. Hasta ahora no había escrito nada porque no me apetecía mucho, sé que tendría que decir que le ha venido muy bien, que juega con otros niños, que se ha espabilado, etc. Pero no es verdad, le llevamos porque no queda más remedio, si uno de los dos pudiera quedarse en casa sería la solución perfecta. 
Hasta ahora parece que ha sido peor para nosotros que para él, no se ha quedado ningún día llorando, sólo un par de días le hemos recogido y lo hemos encontrado triste o llorando, y si algún día ha estado rarillo allí ha sido más por los dientes que por otra cosa. Las cuidadoras son un encanto, y entre mi horario flexible, la voluntad de padreprimerizo y la ayuda de los abus, el gordito sólo pasa fuera unas horas, eso sí, que incluyen la comida del mediodía aunque intentamos que la siesta, aunque sea un poco tarde, ya la duerma en casa.
Cosas prácticas. En cuanto a adaptación, nos recomendaron que la hiciéramos rápida. Así que los dos primeros días estuvo entre 1 y 2 horas, hicimos mucho aspaviento con ir al cole, fuimos los dos a dejarle y a recogerle, fuimos paseando y cantando, le dejamos llevar su mochila, etc. A partir del tercer día ya se quedó prácticamente en su horario normal incluida la comida.
Allí hemos dejado una bolsa con pañales, toallitas y su cremita para el culete. Y todos los días llevamos y traemos una mochila con una muda de ropa completa (la ropa va marcada con su nombre, encargamos unas etiquetas para planchar en Prenatal), su vasito, su chupete y lo que pueda necesitar (gasas si tiene mocos, algo para morder si está con los dientes, etc). Lo demás se lo dan allí, incluida la comida. Aunque el primer mes la ha llevado de casa porque todavía no le habíamos introducido todos los alimentos.
Nos hemos acostumbrado a explicarle al llegar a su cuidadora todo lo que le ha pasado desde el día anterior, así está ubicada (cómo ha dormido, cómo ha comido, si ha hecho caca, etc). Y cuando le recogemos siempre nos dan una nota explicando cómo ha ido la mañana.
No le hemos notado grandes cambios desde que va, ni de hábitos ni de carácter. El cambio más grande, para peor, ha sido el de su salud. Todo el mundo nos ha dicho que el primer año es malo, así que supongo que será cuestión de mucha paciencia, pobrecito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas relacionadas