domingo, 17 de julio de 2011

Emancipación

Bueno, ya es definitivo, Mario duerme solito en su cuarto. Después de una semana más o menos dejando que durmiera la siesta allí y aprovechando para terminar de decorarle la habitación, le hemos empezado a acostar también en su cuna por las noches.
Y como ya se había acostumbrado a ella para las siestas, no ha extrañado nada. Todo ha ido igual de bien (y de mal, cuando toca mala noche), que cuando dormía con nosotros en el dormitorio. De hecho, parece que todos dormimos un poco mejor, él no nos huele ni nos oye, y nosotros, pasadas las primeras noches, no estamos tan pendientes de cualquier pequeño ruidito y podemos descansar mejor el rato que dormimos.

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