martes, 17 de mayo de 2011

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Hay días buenos y hay días malos. ¿Por qué? Porque todo tiene que ver, si Mario come bien por el día y duerme sus siestecitas, tiene buena noche. Pero si no, entramos en un círculo vicioso, duerme mal, come mal, entonces duerme mal, etc. Pfffff. Qué difícil es a veces.
Desde que Mario casi no duerme entre toma y toma por el día, todo depende de si conseguimos que por lo menos eche una siestecita por la mañana después del desayuno, basta una media hora, y una siesta un poco más larga por la tarde después de la comida, lo ideal, de unas dos horas. Aunque lo ideal es eso, ideal.
Para la siesta de la mañana funcionan dos cosas: jugar con él un buen rato en nuestra cama cuando nos despertamos y "agotarle", y el paseo. Entre estas dos cosas, suele funcionar.
Para la siesta de la tarde, seguimos con el dudú, pero Mario está muy grande, tiene mucha fuerza y es muy habilidoso. Así que si no quiere dormir, hace una maniobra de escapismo, primero saca un brazo, luego el otro, y por último las piernas. Le llamamos el romanito, porque cuando nos asomamos a su cuna nos lo encontramos con algo que parece una toga en lugar de un dudú. Y si la siesta de la tarde no va bien, normalmente el día no termina bien.
Y si tarda en hacer caca y tiene la tripita llena, come peor, y es más probable que le siente mal. Y entonces no duerme bien. Vamos, que todo tiene que encajar como un puzle sideral....

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