miércoles, 6 de abril de 2011

Nada de hacer planes

La verdad es que me estoy centrando en contar las cosas prácticas del día a día y no os cuento mucho de cómo van las cosas en general.
Quizás lo que más cambia cuando te traes al niño a casa (obviamente, más allá de la felicidad de estar por fin todos juntos y de cosas más prosaicas como no dormir, etc) es que se acabaron los planes.
Por mucho que intentes que haya una rutina, con un bebé en casa, no sabes cuándo vas a comer, cuándo vas a darte una ducha, cuándo vas a dormir, etc. Y si esto pasa con cosas tan elementales, pues imaginaos dar un paseo, ir a ver a los abuelos u otras aventuras por el estilo.
Según pasan los días, todo mejora, tú te encuentras mejor, aprendes muchas cosas acerca de tu hijo que te ayudan a que se sienta bien, vas cogiendo el truco y todo lo haces más rápido (entre toma  y toma al principio no te cunde el tiempo, pero eso mejora). Pero aún así, sólo hay una cosa que se cumple todos los días: dormirá cuando le toque comer, querrá comer cuando tendría que estar durmiendo, se hará caca justo cuando salías por la puerta para aprovechar unos rayitos de sol y dar un paseo...
Así que hay que tomarse las cosas con mucha filosofía  y paciencia, adaptarse al nuevo ritmo e intentar que él se vaya regulando poco a poco. Pero sin hacer planes. Nunca!

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