domingo, 10 de abril de 2011

El chupete

Nosotros hemos decidido utilizarlo, pero con moderación. Es fácil: lo tenemos siempre en la cuna y lo usamos cuando Mario quiere dormirse y le cuesta un poco conciliar el sueño (la verdad es que con el dudú, nos hace falta pocas veces, pero bueno, en ocasiones hace fala un poco de ayuda extra...). Además de en este momento, lo utilizamos cuando salimos de paseo y Mario quiere dormir. Y lo tenemos a mano por si hay un momento de crisis: un hipo muy fuerte (el chupete con una gota de sacarina líquida funciona a veces), un hambre horrible, etc. Pero la verdad es que lo usamos muy poco fuera de los momentos de ir a dormir. Eso sí, lo empezamos a usar el segundo día, todavía en el hospital, y cuando viene bien, viene estupendamente. Sobre todo porque así evitamos que se chupe los dedos, las manos y los puños (que con el hambre, a veces se los mete enteros dentro de la boca).
A la hora de comprar el chupete, como con todo lo demás, parece que hay que hacer un curso. Pero bueno, los hemos cogido del tamaño más pequeño (tenemos varios para que haya repuestos y los va usando todos), de silicona (nos han recomendado el látex para cuando empiece con la dentición, pero no ahora) y como las tetinas de los biberones, simétricos y sin sofisticaciones. Normales y corrientes. Los estamos esterilizando como los biberones, mientras lo hagamos con una cosa, lo haremos con la otra. 
Y el único inconveniente es que cuando se está quedando dormido y se le cae, llora para pedirlo. Y por la noche puede ser un verdadero rollo levantarse a ponerle el chupete 50 veces.... Los primeros días nos funcionaba ponerle el osito de peluche contra el chupete, así no se le caía. Pero ha aprendido a girar la cara y ahora ni con un peluche, ni con un cojín ni con nada. Tenemos que inventar algún mecanismo para ese ratito en que se le cae y protesta. Cuando lo encuentre os lo cuento.

Actualización: No hay truco mágico, a veces se le puede sujetar con un peluche porque no se mueve. Si no, le ignoramos un rato para que no esté con la juerga de escupir el chupete y llamarnos cada dos por tres. Si le dejamos quejarse un rato, se va alargando el pedirlo y la verdad, en tres veces se duerme.  Y cuando está dormido profundamente, se le cae el chupete y no lo necesita, sólo le viene bien para conciliar el sueño.

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